La violencia en el pololeo es una realidad que incluso los profesores de colegios reconocen como un grave problema. Al año están muriendo tres a cuatro mujeres como víctimas de este tipo de violencia. Así lo afirmó Mariana Madariaga, periodista y directora de la ONG «Parejas sin violencia»
El gran problema en este tipo de violencia es que no se tipifica como tal, sino que por vacíos legales cae en la categoría de violencia intrafamiliar. Por eso también Madariaga hace un llamado al Gobierno a tipificar por si sola la violencia en el pololeo.
Considerando que el promedio que una mujer adulta tarda en hacer la denuncia de violencia intrafamilar demora siete años y en los jóvenes no existe una cultura de denuncia, el tema se vuelve aún más complejo. Más aún en la adolescencia cuando los sentimientos están exaltados.
Sin embargo, pese a la edad existe un patrón común. «Quienes reconocen los primeros indicios de la violencia (psicológica) atribuyen estos hechos como el control y los celos al amor», explicó Madariaga.
De hecho las cifras del último estudio del INJUB en 2016 aplicado a 1.012 jóvenes sobre la violencia en el pololeo son alarmantes: 51% conoce a alguna persona víctima de violencia en el pololeo. De ellos, un 88% dice saber de insultos, humillaciones y/o gritos en pareja y un 54% de empujones o arrojar cosas.
La directora de la ONG enumeró al menos cinco signos que parten como violencia psicológica y que pueden terminar en los golpes si no se pone control: denigrar al otro, incapacitarlo, controlarlo, manipular con quién se junta, le pide que se aleje de sus amigos e incluso le restringe su manera de vestir a la pareja.
Madariaga sostuvo que los jóvenes normalizan estas señales o las justifican con el amor. Además, «cuando tienen dudas ellos no hablan con un papá o un profesor, sino con sus pares y entre ellos normalizan lo que está pasado».
El mismo estudio del Injub precisó que 49% dice que la principal razón de violencia entre la gente de su misma edad, son los celos y en menor medida el machismo; 41% afirma que si fuera víctima de violencia dentro del pololeo, buscaría ayuda con gente de confianza y 86% dice que es «nada aceptable» revisar el celular a escondidas, y un 69% está en contra de entregar las contraseñas de redes sociales como «prueba de amor».
Otro de los grandes errores que trasciende en cualquier edad de las parejas, es que las víctimas creen que podrán cambiar al agresor. «Muchas mujeres se embarcan en la travesía de querer cambiar a la pareja como si fueran las expertas», precisó Madariaga. Y que se enmarca justamente en las declaraciones de Valentina Henríquez, ex pareja de Camilo Castaldi, vocalista de «Los Tetas», quien decía que ella pensaba que «podía cambiarlo».
En ese sentido, la familia también juega un rol fundamental en este tipo de violencia, y Madariaga llama a no caer en la restricción, sino en el apoyo de sus hijos.
«Las víctimas de agresión sufren en silencio, no hay que criticar, tienen que acoger y buscar la confianza», dijo y agregó que existen señales que los padres pueden notar en adolescentes que son víctimas de estos episodios.
1- Bajan las notas en el colegio
2- No son la misma persona y pierden la alegría cuando están con su pololo.
3- Deja de juntarse con sus amigos
4- Pelea mucho con su pololo (a)
5- Se aleja cuando la pareja los llama por teléfono.
Finalmente, muchos agresores están conscientes de lo que están haciendo, pero otros no, «porque vienen de una familia de agresores y replican la situación o creen que pueden controlar o dominar a la ora personas»
Fuente: SoyChile.cl