Durante los próximos meses viviremos en el país intensas olas de calor, lo que traerá, como una de sus múltiples consecuencias, el aumento del estrés hídrico de la vegetación, aumentando con ello y de manera significativa la amenaza de incremento en la voracidad de los incendios rurales, como ya hemos visto en Grecia y los Estados Unidos.
Frente a esta predecible amenaza climática, podemos prepararnos tomando medidas locales de prevención y de manejo forestal, fortaleciendo los equipos técnicos y la dotación de aeronaves y vehículos especializados.
Pero donde a nuestro juicio se presenta el mayor riesgo de esta temporada para el combate efectivo de los incendios, y no repetir la experiencia del mega incendio de 2017, es en las cientos de miles de hectáreas del territorio ocupadas en la zona sur, con caminos públicos cortados y protegidas por bandas armadas, que no dudan en disparar a brigadistas, aviones y helicópteros, impidiendo el acceso para el combate de los incendios, poniendo en riesgo poblados completos.
Si no se recupera la posibilidad de acceder a ellos, o no se cuente con la protección necesaria para la acción de los brigadistas, no será posible concurrir en su auxilio.
Por Juan José Ugarte, Presidente Corporación Chilena de la Madera.