En este especial día de recogimiento espiritual del mundo cristiano, estimo pertinente realizar una pequeña reflexión, teniendo como centro el verdadero sentido y forma de la práctica de la oración, ese instante en que se entiende cada cual intenta tener una relación íntima con el Ser Superior.
En su explicación se clarifica como unidades mínimas de predicación; es decir, segmentos que ponen en relación un sujeto y predicado, en forma más sencilla, la relación entre mi yo y un yo superior.
A diferencia de la meditación, que es una práctica en la cual una persona induce un modo de consciencia, ya sea para conseguir algún beneficio específico como reconocer mentalmente un contenido sin sentirse identificado con ese contenido, o como un fin en sí misma, la oración es la acción de dirigirse al Ser Supremo con solemnidad y reverencia, adoración, confesión de pecados, súplica de misericordia y acción de gracias por las bendiciones recibidas.
Según la Biblia, orar es ofrecer peticiones devotas, alabanza y agradecimiento a Dios. La oración es entrar en comunión espiritual con Dios.
Ahora, el practicar la oración no es solo propiedad del mundo religioso, es de todo el mundo, sea religioso o laico.
Donde interesa es que en su contenido y forma sea realmente un momento de pleno momento de intimidad. Aquí no es válido una oración en público, toda vez que contiene diferentes situaciones que interrumpen esa comunión personal. Cuando decimos público incluyo esas oraciones que son guiadas por un sacerdote o un pastor, dentro de una iglesia o templo.
La verdadera oración debe contener un espacio plenamente privado, sin intervención de terceros y, aún más, se debe asumir como el ingreso a un templo personal, sin ningún ruido externo. Ahí, en ese silencio, proceder a ponerse en contacto con ese Ser Superior.
Demás está decir que esta oración debe evitar pedir por asuntos que son propios del mundo hedonista, como por ejemplo adquirir el celular ultima generación, o también que gane el equipo de fútbol que tiene como camiseta personal, o ganar las elecciones de una postulación política.
Entiendo que la oración, debe evitar repetir letanías o rezos. Debe exclusivamente tener un contenido de emotividad que conlleva tener salud para afrontar los retos diarios, favorecer actitudes y principios que son valóricos, por ejemplo, en el campo de la solidaridad.
No veo a un Ser Superior favoreciendo pedidos egoístas o intereses especiales. La veo en el sentido de que lo que “es de Dios es de él y lo que es del Cesar es del Cesar”, espiritualidad y no materialidad.
En el plano de la Biblia, a continuación, registro lo que se indica sobre la oración, en el “Sermón del Monte”.
“…
Mateo 6:5-15 dice: “5 Y cuando ores, no seas como los hipócritas; porque ellos aman el orar en pie en las sinagogas y en las esquinas de las calles, para ser vistos de los hombres; de cierto os digo que ya tienen su recompensa. 6 Mas tú, cuando ores, entra en tu aposento, y cerrada la puerta, ora a tu Padre que está en secreto; y tu Padre que ve en lo secreto te recompensará en público. 7 Y orando, no uséis vanas repeticiones, como los gentiles, que piensan que por su palabrería serán oídos. 8 No os hagáis, pues, semejantes a ellos; porque vuestro Padre sabe de qué cosas tenéis necesidad, antes que vosotros le pidáis.
…”
Finalmente, realizo este sencillo tema en un día tan especial para el mundo cristiano y también para el mundo turístico, oportunidad en que y como día de silencio debe ser aprovechado para – por lo menos una vez al año – retirarse y hacer una oración que vaya hacia contenidos de paz, de agradecimientos, de ayuda en un bien solidario.
Sería una modesta reflexión sobre como entiendo un buen proceso de oración personal.