«Adoquines: Legado Patrimonial» por Alberto Cifuentes

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De todas las definiciones sobre patrimonio me quedo con la siguiente:

“El patrimonio es el conjunto de bienes y derechos, cargas y obligaciones, pertenecientes a una persona, natural o física, jurídica o a una comunidad.”

En ese ámbito, recogiendo la última palabra, comunidad, puedo definir como tal, a un sector determinado, sea urbano o rural. Cada cual se identifica a ese lugar de origen, mental y emocionalmente, como lo más sagrado de sus raíces.

Y esto viene desde los primeros tiempos del hombre en la tierra. Entonces aterrizando el tema en nuestra comuna, nos encontramos que tenemos patrimonios que nos sujetan a ellos, aunque estemos muy lejos del país, como por ejemplo un árbol, una construcción determinada o una calle específica.

Si por “amor a la modernidad” sacamos ese árbol, esa construcción o esa calle específica, les quitamos dentro de si su patrimonio que les sujeta. También se la quitamos a quienes aman a esa comuna por lo que ha sido parte de la historia.

Así las cosas, tenemos en Traiguén un patrimonio que por un lado se intenta disminuir en su valor patrimonial, en favor de la comodidad móvil, es decir de los nuevos y sofisticados vehículos que están circulando por las calles de nuestro casco urbano, necesitan de calles más “suaves”.

Y en ese tono se está buscando especialistas venidos desde fuera de Traiguén para fundamentar el “estilo moderno que exige esconder unos adoquines hacia lugares menos visto o momentáneamente menos transitados. Ubicarlos en calles que aún están en tierra o en sectores como senderos de paseos.

Y por el otro lado, están los que fundamentamos la defensa de dejarlos donde están, mejorados en su estabilidad, en su nivel, unos a otros. Y que históricamente, fueron construidos “uno a uno” y colocados – también -, “uno a uno”.

Entonces, en este caso, está en juego hoy los adoquines, luego las casas blancas, las bodegas trigueras. Transformar a Traiguén sin patrimonio, porque la modernidad lo exige, la modernidad que está vestida de hedonismo.

Concluyendo, tenemos una obligación, por todos aquellos traigueninos que recuerdan al Traiguén que dejaron y porque al ver la capacidad de cómo se protege el patrimonio de otros lugares, como se cuidan, como se refaccionan, pero no se sacan, nos hacen ver que debemos aprender de ellos.

Pero, también, por nosotros mismos, los que vivimos aquí, que nos hace felices contar con un legado patrimonial que otras comunas no tienen. Entonces, cuidémoslo. Son toscos, pero son nuestros, son duros, pero nuestros. Son de quienes los hicieron alguna vez hace mas de cien años y nos dejaron su legado y nosotros se los dejaremos a las generaciones que nos siguen.

Traiguén, debe progresar en torno a su patrimonio que por más de un centenar de años han sido lo que, así mismo, la identifican como tal.

Alberto Cifuentes Avello -Profesor

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