Por Pamela Jara Rocha escritora de la ciudad de Traiguén.
Al hacer un profundo análisis y llegando a la raíz del problema, podemos concluir que las dificultades de la más diversa índole relacionadas con el poco amor propio, provienen de una defectuosa construcción desde cuando éramos pequeños. El siguiente ejemplo grafica esta situación.
Hoy es muy lamentable y común escuchar a algunos padres decir a sus hijos: “Eres tonto”, “no sirves para nada”, “lo único que causas son desastres”. El resultado: Un niño asustado o rebelde. Jamás llegaríamos a saber el potencial que tenía.
Pero si a ese mismo niño le decimos: “Te quiero mucho”, “eres muy importante”, “inteligente”, “haces bien las cosas” y “es normal que cometas errores”; lo más probable es que las capacidades de ese niño nos deje maravillados.
Por eso independiente de cual haya sido nuestro caso particular, ya es pasado y no podemos hacer nada al respecto; pero hay algo que sí se puede hacer.
Por ejemplo, antes de irte a vivir a una nueva casa, primero debes realizar una limpieza profunda en cada rincón, ¿verdad? Algo similar ocurre con nuestra mente, debemos limpiarla sacando toda la suciedad que está en su interior. Las ideas o pensamientos negativos y perjudiciales dejarlos ir, en tanto las creencias nuevas y positivas reforzarlas para que nos sirvan siempre y con el paso del tiempo lleguen a formar parte de la vida cotidiana.
Considero importante además, reflexionar en el siguiente asunto y este dice relación a que somos nosotros mismos los que creamos las situaciones que nos causan problemas debido a pensamientos derrotista y negativos, culpando a otros de nuestras frustraciones. En ese momento escuchamos expresiones como: “Mi padre me hizo esto”, “nadie me quería”, “por culpa de mi abuela”, “los compañeros de colegio”, “mi tía”, “la pobreza de la familia”, etc. Esa es una actitud cómoda y autocomplaciente. Por eso si queremos terminar con el pasado es fundamental olvidar, perdonar y perdonarnos. Limpiar la mente es el inicio para llegar a amarnos de verdad.
Sería muy fácil y cómodo culpar a todo el mundo por nuestros problemas, miedos y de lo que nos sucede, podríamos hacerlo toda la vida viviendo como “verdaderas víctimas”; otra excusa para no cambiar y ser mejor. Por ello es tan fundamental amarnos.
Cambiando de actitud, se abre ante nosotros una puerta grande que puede llevarnos a la curación definitiva. Todos tenemos nuestras propias creencias negativas que superar, yo también tengo las mías.
En tus manos está la posibilidad y sólo depende de ti. Por eso lucha, limpia tu mente, llénala con pensamientos positivos y lograrás amarte como debió ser desde el principio.