Columna de la Escritora Traiguénina Pamela Jara Rocha.La envidia es una emoción que se presenta cuando una persona carece de logros en su vida o en cuanto a las posesiones que desea, por lo tanto quiere y necesita que los demás no las tengan. Como la define un diccionario, es la tristeza o pesar del bien ajeno y el deseo de algo que no se posee. La envidia es considerada por muchos como la madre del resentimiento, un sentir que no busca que a uno le vaya mejor, sino que al otro le vaya peor.
La persona envidiosa oculta esos sentimientos mediante la negación. La envidia revela una deficiencia de la persona que no está dispuesta a admitir.
Pero hacia donde realmente dirige el envidioso sus intentos de demolición es a la imagen de los demás y esto lo hace mediante la difamación, desacreditación e incluso se recurre a la calumnia para perjudicar la reputación de una persona. La pregunta es ¿cómo prevenirla?
Para prevenir la envidia es importante mejorar la capacidad de adaptación, conviene aprender a valorar la propia competencia personal, sin sobrevalorarse.
Además es bueno aprender a ver los posibles fracasos como dificultades a resolver y crecer, analizando que se puede cambiar para mejorar los resultados y a valorar cualquier progreso que se obtenga aunque sea pequeño.
Para prevenir la envidia, es preciso entender algo muy importante y dice relación con el hacer comparaciones. Es común escuchar que las comparaciones son odiosa y algo de cierto hay en ello, ¿por qué? Porque cada persona es diferente por lo tanto posee cualidades y habilidades distintas. No todos son hábiles en las matemáticas, pero pueden ser unos virtuosos en la parte artística.
El optimismo también puede ayudar a prevenir la envidia. También puede ser útil la capacidad de adaptación o resiliencia a situaciones adversas como una forma de crecer con éxito.
Es verdad; la envidia corroe hasta los huesos, por eso vale la pena evitarla.