Por Pamela Jara Rocha escritora de la ciudad de Traiguén
Las Crisis de Pánico se han vuelto un problema muy común en la sociedad debido al estrés que vivimos a diario. Algunos de los síntomas que siente alguien que sufre una crisis de pánico son ahogo, palpitaciones, sensación de desmayo, mareos, sudoración e intenso temor. Aparecen sin avisar y en muchos casos llegan a ser paralizantes, por lo que pueden interferir de forma importante en las actividades diarias de la persona.
Algunos están haciendo su rutina habitual en circunstancias donde no existen razones que pudieran gatillar un cuadro de esta naturaleza, y de un momento a otro comienzan a sentir esos desagradables síntomas. En ocasiones los ataques de pánico se vuelven recurrentes agregando a este cuadro el temor a nuevos episodios y se dan conductas para evitar situaciones o lugares donde se cree más probable puedan experimentarse nuevas crisis. Entonces se habla de trastorno de pánico.
¿Por qué aparecen estos síntomas?
Las Crisis de Pánico suelen visitar a las personas que contienen sus emociones. Esas emociones se acumulan a través de los años a tal punto que el cuerpo avisa y estalla produciendo los síntomas mencionados anteriormente.
¿Cómo tratarlas?
El trastorno de pánico se puede tratar de manera eficiente con una psicoterapia hecha por un profesional competente. Los tratamientos se basan en enseñar al paciente diferentes estrategias para ayudarle a controlar las crisis, reducirlas hasta que desaparezcan y enseñarle a afrontar situaciones temidas.
Hay quienes después de acudir a un especialista tienen pequeños episodios de angustia y los logran manejar. Es importante aclarar que el enfermo no debe evitar lugares que relacione con estas crisis para así poco a poco volver a desarrollar una vida normal, y la intervención del profesional se considere exitosa.
Hay casos en que los pacientes logran rápidamente dominar estos episodios, otros necesitan un tiempo más prolongado de tratamiento.
No es fácil vivir con este problema y lo digo por experiencia propia, pero vale la pena hacerle frente. Si eres constante, perseverante y comienzas a expresar tus emociones, te darás cuenta que puedes manejarlo y ya no dominarán tu vida. Sentirás una sensación de victoria difícil de describir. Nunca olvides esto: “Si yo puedo hacerlo, tú también puedes”.