La mañana del martes fue extraordinariamente fresca. En La Moneda, y particularmente en las oficinas del Ministerio del Interior, el ambiente se cortaba con una navaja a la espera de la llegada del General Director de Carabineros Ricardo Yáñez. La tensión era máxima y los periodistas apostados desde muy temprano a la entrada del palacio de Gobierno esperaban ansiosos, la llegada de quien se convirtió en la voz (por algunas horas) de todos los que ya no aguantan más los asesinatos a Carabineros.
La diputada titular de la comisión de Seguridad Gloria Naveillan, en pleno punto de prensa en la Cámara de Diputados se refirió al tema con gran alegría.
«Por fin el General de Carabineros se puso los pantalones por su gente. Pucha que se lo pedimos harto tiempo y usted General, ahí, navegaba, como pececito.
Pero no, ahora, parecen tiburón y así me gustan mis carabineros, que parezcan tiburones contra la delincuencia y exigiendo lo que corresponde. Acá el apoyo político, dice la ministra Tohá, que lo tiene Carabineros. Lo mismo dice el General Yañez a la salida de su reunión en La Moneda. Pero no basta con el apoyo político, necesitamos que el Gobierno le ponga urgencia a los proyectos de ley que están en nuestra comisión de seguridad ciudadana y no solamente eso. necesitamos que el gobierno entienda que estamos frente a un problema de control territorial, no solamente en La Araucanía, también en Antofagasta, también en Santiago de Chile, también en todos los lugares donde hay olas de delincuentes actuando. El control territorial el Gobierno no puede permitirlo por parte de los delincuentes, porque el control territorial debe ser del Estado de Chile. Y la herramienta que tiene para esto el Estado de Chile, es Carabineros.
Si el Gobierno no es capaz de entender esto, no basta con buenas palabras. Acá necesitamos acciones de verdad. Así que felicitaciones al General Yañez. Me gusta que se ponga colorado una vez y no rosado varias, me gusta que usted (General Yáñez) sea un «perro Rottweiler» contra la delincuencia y me gusta que se ponga los pantalones por su gente.»