PAMELA JARA ROCHA
Escritora Traiguenina
Algo que afecta enormemente la autoestima son los complejos, pensamientos que pueden influir negativamente en las personas. Son visiones distorsionadas, inadecuadas, e imágenes exageradas de uno mismo y que tienen como origen el compararnos con otras personas, porque la sociedad en que vivimos las impone.
Estos pensamientos afectan muchísimo, porque pueden llegar a condicionar nuestra vida e impiden muchas veces disfrutar de ésta y alcanzar metas personales por no confiar en nuestras capacidades.
Existen diferentes tipos de complejos, entre los más comunes destacan:
* Personas que no quieren enfrentarse a responsabilidades.
* Los que no están contentos con su aspecto físico y continuamente entran en comparaciones con un final poco alentador.
* Quienes se sienten inferiores por no tener una educación elevada y de prestigio.
* “Los floreritos”, aquellos que quieren ser el centro de mesa y desean la aprobación de los demás, porque son muy sensibles a la crítica.
* Cuando el hombre busca como cónyuge a alguien muy similar a su madre y en el caso de la mujer sucede lo mismo, busca un hombre parecido a su padre.
Estas situaciones son un fiel reflejo de vivir acomplejadas por pequeños detalles que vistos desde nuestra perspectiva y bajo nuestro juicio son gigantes, pero no necesariamente para quienes nos rodean.
Ahora, ¿qué factores influyen en los complejos?
En el carácter acomplejado, afecta el entorno familiar. El comportamiento de los padres resulta determinante. El hogar debería ser un lugar donde se inculquen y respeten valores, de modo que el hijo pueda desarrollar una personalidad adecuada, decidida y firme.
Otro factor que puede influir bastante para adquirir complejos, es el entorno escolar. Cuando los niños tienen alguna característica física sobresaliente, sus compañeros se burlan y suelen poner sobrenombre.
¿Cómo superar los complejos?
Lo fundamental para superarlos es aprender quererse uno mismo, aceptándose y valorándose tal como uno es, con sus defectos y virtudes.
Para lograrlo, esfuérzate por buscar tus aspectos positivos en cuanto a personalidad, sentimientos, cualidades y virtudes. Todos las tenemos.
No busques la aprobación de los demás, porque actuando de esa manera no serás tú, ese ser particular, genuino y verdadero que cada uno es; la persona única e irrepetible. Si actúas buscando la aprobación de otros te verás forzado a utilizar lo que denomino “la máscara”. Es más, tendrás que usar una para cada “show”.
No necesitas agradar a todo el mundo ni sentirte acomplejado por tener pensamientos y valores distintos. Siéntete satisfecho por el simple hecho de ser diferente. Debes tener claro que tu opinión es más importante que la de los demás.
Saca todo lo mejor que tienes y jamás te menosprecies. Confía en ti, en tus habilidades y cualidades. Refuerza tu autoestima llenando tu mente de pensamientos positivos que te llenarán de confianza y seguridad.
Para tu tranquilidad es posible vivir sin complejos, sólo basta un esfuerzo para dejar de atormentarse por detalles muchas veces insignificantes, frente al cúmulo de virtudes que poseemos.
Valórate por lo que eres y serás mucho más feliz.