Y Traiguén sigue creciendo y así seguirá si cada uno de sus habitantes pone su grano de arena, porque nuestra querida comuna no es un pedazo de tierra más, es una enorme y potencial forma de darnos oportunidades para avanzar.
Y Traiguén, en sus distintos habitantes de hoy vienen de otros que hicieron historia, de algunos que transitaron por lo que antes eran lomajes suaves solo con árboles naturales y arbustos y otros menores que sin ningún apuro se acercaban al rio que desde más arriba transitaba para seguir su curso hacia sectores más boscosos un poco más abajo.
Y han pasado los años y hoy estamos junto a otras comunas buscando la salida airosa de una pandemia iniciada muy lejos de nosotros en instancias de trabajos basados en encuentros a través de pantallas de celulares o de equipos computacionales, tecleando las tareas.
Algunos traigueninos quizás pocos, miran en las noches hacia la Luna o hacia Marte, reflexionando que en pocos años más habrá gente viviendo allá y al mismo tiempo en nuestro casco urbano se hace chico con nuevas poblaciones y en donde los vecinos viven apegados en sus paredes y que mirado desde Google Earth, con fecha 14 de octubre del presente año, muestra un enorme porcentaje de techos blancos y cada vez en menor grado de la tradicional teja marsellesa.
Y nuestro comercio también cambia y en escasos años con administradores distintos, en cadenas comerciales foráneas, no grupos familiares tradicionales del comercio, son otros de afuera, estando entre nosotros por un instante.
Y la educación sigue estancada hasta sólo la enseñanza media, después cada capacidad individual verá donde seguir estudiando y donde seguir trabajando y así también vendrá a ver a sus generaciones que los crearon de vez en vez o bien nunca.
En todo ese marco de aniversario, existen entidades sociales que buscan cada cual obtener un peso específico para ganar un poder en la comunidad; otras en la política, por supuesto con escasas ideas originales de aquí sino muchas desde afuera.
Y tenemos grandes retos en todo lo anterior, entre otros, renovación de las dirigencias vecinales y políticas entre otras para desde allí concurrir a nuevos planes
de progreso comunal, en un proceso de no ser del montón de comunas que aceptan lo que viene de inteligentes de afuera, al contrario, en un reto de capacidades de ser más como fue en la época del dorado, de los enormes movimientos de trigo, de producciones en fábricas respetadas, de oficinas comerciales fuertes.
Pues bien, lo indicado en todo esto no va a salir de Traiguén, va a salir de cada traiguenino que viven en Traiguén. Cada uno tiene el deber de hacer de su entorno y utilizando su valiosa mente que todo sea mejor.
No vale aquel traiguenino que espera le llegue del alto cielo lo que quiere para nuestra querida comuna. Tampoco de los gobiernos nacionales. Cada traiguenino debe hacer lo que hizo Adán al ser expulsado del paraíso. Apechugar y hacerse grande solo y en grupos de traigueninos que reman para el lado del progreso.
Entonces, en la voluntad de querer a nuestra comuna y en el deseo sincero que siga avanzando, levanto mi copa y digo “Salud Traiguén”.